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sábado, 19 de noviembre de 2011

África

Era por la mañana temprano, África se levantaba para otro largo día de instituto. Vistiéndose unos vaqueros ajustados y una sudadera calentita para protegerse del frío invierno de Galicia.
África, con pasos lentos, se acerca a la ventana y mira a través de ella. “Otro día de lluvia” Piensa.
Pero es inevitable que en plena ciudad de Vigo no llueva a diario en la estación fría del año.
Se peina el largo cabello rubio arena, que está lleno de nudos. Se lo recoge en un moño “casual” y coge sus cosas.
- Buenos días cariño - le dice su madre.
- Hola, mamá - África se acerca a su madre y le da un beso fugaz, se viste el abrigo y sale por la puerta.
- África, ¿ya te vas? Desayuna algo antes - dice su padre, que acaba de levantarse también.
- No tengo tiempo, llego tarde al autobús, ya comeré algo por el camino - y antes de que pudieran contestarle, África cierra la puerta y corre hacia la parada del autobús para mojarse lo mínimo.
Cuando está llegando a la parda del bus, África mira una mano que se menea sin parar, es de su amiga Olivia, que la saluda enérgicamente.
- ¡África, tía, cada día llegas más tarde!
- Joder, lo siento, se me pegaron las sábanas.
- Ya como todas las mañanas ¿no?
Olivia es de esa clase de amigas que no se callan nunca, una cotorra, y que si te tiene que decir algo a la cara te lo dirá sin dudarlo; pero a la vez sabe escuchar y aconsejar muy bien. Desde luego a África la tiene sacado de muchos líos. Olivia es baja, no como África, que es alta y esbelta. Pero Olivia tiene esa cara perfecta que solo encuentras en los catálogos de moda en las modelos que aparecen ella. La diferencia es que Olivia no necesita retoques, digamos que es una belleza natural.
Esperando al bus cotorrean de esto y de lo otro, como si llevaran días sin verse, aun que se pasen el día hablando, gracias a los chats que te puedes descargar gratuitamente al móvil.
Y así, hablando de esto y de lo otro llega el autobús.

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